Llegó como por sorpresa y no fue porque no lo estuviéramos esperando. Las semanas y los días se fueron sucediendo muy deprisa y cuando nos quisimos dar cuenta ya era Jánuca, ya había llegado la luz a este invierno. Compramos una janukia provisional con la idea de comprar una mejor a lo largo de la fiesta pero este año al final no fue.
Los días fueron pasando despacio pero a la vez sentimos que desaparecieron entre sufganiot y chocolate caliente y bien espeso, como debe de ser.
Terminamos estos ocho días con la sensación de llevarnos un poco de la calidez de estas velas a nuestro día a día, iluminando en cierto modo el camino para todo lo que estaba por venir.