Boda

Boda
Si has leído un poquito sobre nosotros sabrás ya que nos conocimos en Israel y a demás al poco de llegar. Los dos vinimos a estudiar así que de ahorros teníamos más bien tirando a poco. Cuando la palabra “boda” se puso sobre la mesa hicimos unos breves cálculos y nos dimos cuenta de que necesitaríamos unos cuantos meses para ahorrar el dinero suficiente para pagar algo bastante sencillito. Pero algo maravilloso ocurrió: la yeshiva (lugar de estudio de judaísmo) de Mercaz Ha Rab se enteró de nuestros planes y decidieron hacerse cargo de más del 90% de los gastos con algunas condiciones: todos los alumnos estaban invitados, ellos decidirían el dónde y ellos decidirían el cuando. Así que de la noche a la mañana nos casábamos en dos meses. DOS...

¿Con qué momento te quedas?

Baile

Baile

Pero si bien la ceremonia se quedó grabada en nuestras retinas la fiesta que vino después no se quedó atrás. Para nada. Parecía que cada uno de los invitados hubiese venido dispuesto a hacer de este el día más feliz de nuestras vidas y no escatimaron en demostrarlo. Hubo música en directo, bailes de sudar hasta los pies, acrobacias varias, equilibrismo con fuego, vídeos de aquellos que no pudieron estar, una coreografía muy bien montada, risas muchas, salto a la comba improvisado con servilletas de tela que sirvió también para hacer de limbo.

Baile

El novio fue manteado un poco de aquella manera y a mi me alzaron con un poco más de delicadeza en una silla. En definitiva: acabamos bastante sudados, poco peinados y con casi nada de glamour… Pero qué maravilla. Qué felicidad.