Nuestra primera sucá: nos decantamos por lo menos práctico y lo más costoso. De madera. Nos hemos arrepentido a veces, pero cuando hace un frío que pela o un calor de infierno lo hemos agradecido mucho más.
Como fuere, montamos nuestra primera sucá a los pies de la escalera de nuestra casa, una sucá chiquitita, donde cabíamos nosotros dos y un ventilador. Una cucada.
La decoramos con detalles hechos en casa, y quedó más bonita todavía.
Durante la semana tomamos un día de vacaciones y lo aprovechamos para ir al museo de Israel, donde pasamos prácticamente todo el día. Salimos de allí cansados pero encantados con la visita.
Este año la lluvia nos esperó hasta que recogimos la sucá. Siempre me tranquiliza cuando llueve después de la fiesta, es una especie de caricia divina, al menos para mi.